miércoles, 24 de febrero de 2016

La Belleza de una Conversación:

La hora de la cena era la única en que toda la familia se reunía. Todos se levantaban a diferentes horas debido a sus diferentes ocupaciones por lo que el desayuno lo hacía cada uno y ni hablar del almuerzo, donde algunos comían antes, otros después y otros en otro lado. Pero era en la cena donde el padre de María argumentaba que debía hacerse la unión familiar por medio de la comunicación. Contradictoriamente era el primero en encender la televisión, el hermano de María siempre llegaba con el teléfono a la mesa y si llegaba a sonar, no se quedaba tranquilo hasta que revisaba y respondía el mensaje de Facebook o WhatsApp que le había llegado, la madre siempre estaba distraída en los problemas de la casa y nunca respondía a lo que se le hablara… pero ustedes me entienden, estoy describiendo la comunicación familiar moderna, esa donde uno pregunta “¿Qué hay de comer?” Y responden “Mañana va a hacer frío”.

En esta cena, María, aburrida de preguntar cosas tontas con el único propósito de hacer tema de conversación y no obtener respuesta o simplemente conseguir alguna burlona mirada de su hermano queriendo decir “Si que eres tonta” o “¿Cómo no vas a saber?”, se decidió por callar, comió su plato en silencio y a todo lo que en algún momento le preguntaban respondía con monosílabos o algún gesto. Encerrada en sus propios pensamientos apartando el contenido de su plato para poder sacar la sopa con la cuchara, se preguntaba cómo lo hacían las familias antiguas para no explotar, en esa época no había leyes que los protegiera de un padre abusivo y solo callaban ante las incoherencia de este para evitar hacerlo enfadar… “Esto ha pasado por generaciones desde las antiguas civilizaciones… convertirse en mudo teniendo mucho que decir ¡Vaya tortura!” pensaba mientas veía como una papa se devolvía al lugar donde solo había sopa.

“No hay mejor momento que en el que se puede tener una conversación inteligente con otra persona, donde se puede debatir a favor o en contra de algo utilizando todos tus conocimientos, con alguien ante quien puedes aceptar tu error porque sabes que esa persona también lo hará cuando cometa los suyos y ninguno se burlará del otro ante la equivocación, donde ese error sea fuente de conocimiento y no de vergüenza, porque solo del error se aprenden cosas nuevas… no hay mejor momento que en el que te das cuenta de que no hay mejor maravilla creada por el hombre que las buenas conversaciones.”

Sin darse cuenta María se sintió libre ante este pensamiento y en su rostro irradió una sonrisa.

-¿Qué te pasa? _ Preguntó la madre al percatarse pensando que era sonrisa de enamorada

-Voy a salir después de la cena _Respondió María, eso era un aviso, no un permiso

-¿A dónde irás tan tarde? _ Volvió a preguntar la madre

-A buscar una buena conversación

El comentario de María hizo que todos fruncieran el ceño pero su sonrisa nunca más escaparía de su rostro. Había descubierto una de las felicidades más simples y eso ni todos los malos genios del mundo se lo podrían quitar.

martes, 16 de febrero de 2016

Dolor de Estómago

Almorzamos luego de llegar a casa. ¿Me pregunto qué sería lo que me produjo mal estar en el estómago? A pesar del sabroso almuerzo de mi madre, no tengo apetito, lo que es raro porque tiendo a comer mucho cada vez que vengo a verlos. Pero ahora, no puedo dejar de sentir un leve retumbar en mi estómago.

Recuerdo que me levanté temprano para llevar a mi viejo padre al doctor, no tomé desayuno ¿Será eso? No, no lo es, no tengo hambre. Cuando íbamos en el auto mi padre hablaba de las cosas que faltaba hacer en sus tierras, alegando de la falta de ayuda… ¿Será disgusto? Creo que tampoco, de hecho me siento feliz ¿O melancólico?... Llegamos al hospital y no estaba la enfermera que suele atendernos todos los meses. En su lugar había una joven como de mi edad, tal vez algunos años menor, de cabello castaño amarrado en un tomate y flequillo… desde ahí que me molesta el estómago ahora que lo pienso, seguramente era por el extraño olor del recinto.

-¿Por qué tienes la cara larga? _Pregunta mi padre
-No es nada, debo estar fatigado _Respondo a sabiendas de la burla que eso le seguirá
-¡Que delicado está el niño! _Molesta el viejo

Continúo comiendo en silencio.

Recuerdo la sonrisa de la enfermera, pareja y aún más blanca que el delantal que llevaba puesto, ella nos explicaba que era un reemplazo de la señora que normalmente atendía en el lugar mientras estuviera de vacaciones, luego se iría. “Es una lástima” se me adelantó en decir mi padre ¿Por qué yo diría eso? Ni siquiera la conocía.  “A veces da gusto ver una cara amigable y guapa por aquí, ¿Verdad, hijo?” Agregó mi progenitor golpeando mis costillas con su codo… No, tampoco me siento mal por eso, no me golpeó tan fuerte como para quitarme el apetito.

-¿Te sirves un tecito, hijo? _Pregunta mi madre al verme dejar vacío al fin mi plato
-Si no es mucha molestia _Me doy el ánimo de bromear

Mi viejita se va para hacer el té con sus arrastrados pacitos cortos.

Recuerdo que después del comentario de mi viejo sentí un calor en las mejillas al ver los claros ojos café de la enfermera posándose sobre mí, como esperando una respuesta. Yo tartamudeé algo de que “es bueno ver caras nuevas en este pueblo”… la verdad no estoy seguro de que lo dijera o no. Finalmente, ella nos entregó el número de atención, llamó a mi papá a que fuese a hacer las pruebas de rutina y luego, varios minutos después, veníamos de regreso en el automóvil, sumergidos en un largo silencio. “Tu problema es que no sabes hablar con una mujer, por eso no tienes novia. Tartamudeas cómo si de verdad tuvieses un problema, por eso todas tienen una impresión equivocada tuya…” Me regañó el viejo, en ese momento ya me dolía el estómago, así es que hice caso omiso de sus ya repetidas palabras.

…Aunque tal vez tenga razón. Creo que mi mal estar es porque no quiero que esa enfermera me tome por un tonto. ¿Me importa lo que esa mujer que acabo de conocer piense sobre mí?
El aroma de las hierbas de mi madre envuelve la habitación y me hace volver a la realidad, ella es capaz de sanar cualquier mal con un simple té, pero creo que solo tengo un remedio para esto que me aqueja.

-¿Qué le pasa, mijo? _Pregunta mi madre al servirme una aromática taza

-Me siento mal _Respondo sin pensarlo más –Tras el té volveré al hospital.

miércoles, 27 de enero de 2016

Pensamiento. ¿Quién nos dice lo correcto?

No soy muy amante de escribir reflexiones para publicarlas. No veo el beneficio en el propio fluir de la conciencia, pero esta es una duda que lleva un largo tiempo dándome vueltas y aprovecharé este medio para encontrar alguna respuesta que me satisfaga.

Admito de antemano que no soy más que una novata en el tema de escritura, me he descubierto errores de redacción tan grandes como los de niños de 10 años y he sido víctima de la repetición en más de una ocasión, incluso (me libre la diosa) he caído en los clichés literario más comunes al momento de desarrollar mis creaciones… la verdad admitir esto no me molesta, soy consciente de lo difícil que será el camino que he elegido, pero ahora me encuentro en un limbo que no puedo explicar y que no me permite avanzar más que con pequeños cuentos básicos…

Llevo varios años escribiendo y sinceramente pocas veces he preguntado a alguien sobre si voy bien o mal, qué corregir y qué no (no es por orgullo, si no que más bien por vergüenza), estas últimas semanas, desde que estoy publicando en este blog, me he preguntado en qué nivel me encontraré… y es que, admitámoslo, cuando estamos en una carrera, a todos nos motiva saber que ya hemos pasado la mitad. No me malinterpreten,  no digo que esté en la mitad, pero tampoco estoy en la línea de meta… Entonces surge mi duda inicial ¿Quién nos dice lo que está bien o lo que está mal, lo correcto o incorrecto?

Solo por curiosidad (y trátenme de ignorante si lo desean) ¿Quién le dijo a Dante Alighieri que La Divina Comedia era una obra de arte? ¿Cómo supo Da Vinci que sus obras eran de genialidad y no simplemente palabrerías que tenían algo de lógica y un buen argumento inventados por él mismo y creíbles ante los ignorantes ojos de su época?... tal vez fueron malos ejemplos (recuerden que este es un fluir de mi conciencia así es que no me juzguen si algo sale de la realidad)

Para poner más simple mi punto, un ejemplo: Edgar Allan Poe sabía que era un poeta y un escritor, porque vivía de ello, pero murió creyendo de que sus obras en realidad estaban mal hechas y no le importaban a nadie… hoy existe gente que le rinde culto a Poe por su genialidad, pero en su época los críticos no querían más que hundirlo.

¿Será que la respuesta está en la opinión ajena? No lo creo, existen escritores de nuestros tiempos que son considerados unos genios (y en verdad hay gente, en especial adolescentes tontas, que los nombra así), cuando en realidad no son más que títeres de alguna editorial que busca aumentar sus ventas… por lo tanto la opinión ajena tampoco vale mucho.

Como mencioné con Poe, tampoco la opinión propia importa mucho, se dice que los peores críticos de nuestras obras somos nosotros mismos, pero existen personas que tienen el ego tan alto que piensan que serán recordados por siempre por escribir un fanfiction de otra obra mucho más reconocida y cambiarle el nombre a los personajes para que parezca original y peor aun… lo mandan a un concurso a pesar de las críticas que todos les hacen, al perder, culpan al jurado por no tener conocimientos de lo que realmente es arte… así es que, en conclusión, la opinión propia tampoco vale de mucho, en especial si no se tiene el conocimiento y la madurez para autojuzgarnos y admitir los errores.

Entonces ¿Quién nos dice en qué nivel estamos?

Hubo una época en la que estudie por cuenta propia varios “tutoriales” para escribir, y sinceramente ninguno me dijo algo que no supiere, gran parte de lo que necesitaba saber ya lo había aprendido al momento de leer literatura de calidad… ¿Será la falta de evaluación la que me tiene en este estado?  Pero la evaluación es una opinión ajena, con fundamentos, pero al ser ajena no puede dejar de ser subjetiva (aunque sea en un bajo nivel) … entonces…

A estas alturas ya no puedo pensar más… lo dejo a vuestro criterio, me ayudaría bastante si dejan sus opiniones en el blog o en google+ (y no lo digo a modo de publicidad) realmente me apetece encontrar una respuesta ya que, conociéndome, mi obsesión con el tema no me permitirá avanzar al ritmo que anteriormente llevaba…

Gracias a todos los que leyeron hasta el final y perdón si alguien en algún momento se sintió ofendido, no fue mi intención.

Saludos.

viernes, 22 de enero de 2016

La Mañana con una Mujer.

Domingo por la mañana.

Ayer en la noche peleé con mi padre y no pude evitar irme a la casa de ella. Me recibió con los brazos abiertos, feliz de volverme a ver, escuchó mis quejas y no le importó dormir conmigo... de todas maneras, en su casa no hay otra cama.

Despertó antes que mí para prepararme el desayuno.  No pude seguir soñando por el delicioso aroma del pan tostado y el queso derretido, mezclados con la esencia de café que recorría toda la pequeña casa. Me levanté hechizado por el paisaje aromático y, al verme, me invitó a su mesa sin importar que aun estuviese despeinado por el sueño inquieto de la noche.

Charlamos largamente, sobre cosas triviales, yo le contaba cómo me iba en la universidad y ella sobre cómo fueron sus años a mi edad. Sí, debo confesar que es una mujer mayor, pero la amo tanto o más que a una chica de mi edad.

Tras comer juntos, me ofrecí a lavar los platos, pero ella se opuso. Esa mujer servicial desde niña, nunca en la vida me ha permitido lavar o cocinar algo estando ella presente.

Mientras lavaba las tasas continuamos nuestra conversación, al hablar conmigo su cara irradiaba alegría y ternura, pero en cuanto dejaba de hacerlo, su mirada se posaba en algún lugar del pasado y su rostro se ponía triste. No pude evitar pensar que su pasado no fue tan bueno como en realidad lo es mi presente y que mis problemas son menores de los que ella alguna vez tuvo.

Siento vergüenza de mi actitud la noche anterior, debí reaccionar mejor ante esa discusión. Decido volver a casa para arreglar el problema de la noche anterior.

-¿Tan pronto te vas, amor?

-Sí. Debo arreglar el problema en mi casa como hombre.

-Me alegro de oírlo. No pelees más con tu padre, los daña a ambos. Vaya  tranquilo, mi vida, que aquí lo espero. Eso sí, no te pierdas tanto, y dile a tu padre que me venga a ver.

-Tranquila, abue, pronto vendré a verte otra vez.

Tras eso me pongo mi mochila y me voy. Para la próxima, volveré a verla con más tiempo y tranquilidad, tal vez le traiga a mi padre, quien nunca viene a ver a su madre que tanto lo ama.


Foto Sacada de Google.

lunes, 4 de enero de 2016

Desahogo


Hace muchos años, cuando estaba en la escuela, conocí a un amor, no era una belleza y ocasionalmente no comprendía lo que decía, pero era inteligente y de una belleza interior infinita. Me ofreció una hermosa lealtad y un futuro, que si bien, no era el mejor y más exitoso, sería un futuro que me haría feliz, que me complacería y si nos esforzábamos juntos, podríamos llegar a ser tan exitosos como quisiéramos. Fuimos de la mano por ahí, en los patios de la escuela, en las plazas públicas, incluso, aunque mis padres se opusieran, en mi casa pasábamos largas horas de intimidad, ambos solos, él me daba lo que quería y yo le daba lo que me nacía… la verdad nunca supe si le gustaba lo que le daba o solo parecía gustarle… pero bueno, fuimos felices durante años. Esa es la idea.
 
Pero los amores de la adolescencia no son muy “firmes” que digamos…

Una mañana de mi último año en el “cole”, entró a mi salón de clases un nuevo amor para mí, era musculoso e inteligente, y ofrecía justamente lo que alguna vez soñé con tener y jamás lo creí posible. Me conquistó rápido y como una ingrata, poco a poco me fui olvidando de mi primer amor, “Ese enclenque, jamás podría darme lo que en verdad necesito” pensaba yo entonces. Este nuevo amor me ofrecía un futuro lucrativo, con mucha acción y aventuras… ah, y respeto por parte de los demás. Cuando salí del colegio y me fui a vivir con él, todos me admiraban y respetaban, yo de verdad lo amaba.

Pero como siempre he pensado, en la simpleza de las cosas está la verdadera belleza y ese amor no era para nada simple.

Cada vez se me hacía más complicado estar con él, pero como yo lo amaba con todo mi corazón logré superar todos los obstáculos para estar con él. Fue tanto lo que me esforcé que me lesioné, y para cuando al fin pude seguir avanzando, él ya iba demasiado lejos… él ya no me quería… y como si fuese poco, dejé una deuda con él que no sabía si me la iba a cobrar ni si tendría el dinero para pagarle…

No les puedo describir cuan doloroso fue para mí ese golpe, hoy, pasados ya dos años desde ese momento, aun me duele el corazón al recordarlo. Pasaron meses sin que me levantara de la cama, no quería ducharme, no quería comer… por mí hubiese muerto, pero no me atrevía a saltar cuando me veía en aquel puente. Llegó un momento, justamente al visitar aquel puente, en que en mi interior se encendieron las llamas de la venganza, que (¿Para qué les voy a mentir a estas alturas?), siguen vivas hasta hoy y no descansaré hasta completarla, haré que ese ingrato llegue de rodillas a mi lado. Pero para cumplir aquel plan de venganza, debía levantarme primero.

Un día, para sorpresa y alegría de mi madre, me levanté, me duché, corté mi cabello (cambié ese asqueroso corte que usé desde el primer día que estuve con aquel ingrato), comí una enorme cantidad de ese delicioso almuerzo que hace mi madre, (cosa que debí hacer mucho antes porque de verdad quita la depresión de cualquiera), me vestí lo mejor que pude y salí a buscar trabajo. Esta historia es sincera, y debo admitir que me cerraron las puertas en todos lados. Estuve al borde de caer de nuevo, pero aquel golpe no podía ser más doloroso de lo que fue el que me dio ese ingrato, así es que, a la semana siguiente, volví a salir y, como dicen en mi país “El que la sigue la consigue”, encontré un trabajo muy bonito.

Ahí estuve varios meses, hice varios amigos, pero en el fondo me daba una nostalgia de muerte. Aquel trabajo me recordaba mucho a mi primer amor. Estaba ahí, rodeada de todo aquello con lo que trabajaría si lo hubiese elegido a él. Pero continué. Parte de mi plan de venganza era juntar dinero para poder seguir sola, sin depender de ninguno de mis amores anteriores.

Tiempo después, me ofrecieron un mejor trabajo, por lo que, muy a mi pesar, me cambié. Justamente estaba en eso cuando recibí una llamada de parte el ingrato para cobrar esa vieja deuda. Sentí que la sangre me hervía, el muy desgraciado no fue capaz de llamarme él directamente, usó una cobradora. Por otra parte, puedo agregar que el mundo es un pañuelo y nosotros somos las suciedades que se secan en él. Justamente en aquel trabajo conocí a un viejo conocido del ingrato, que me dio ánimos para que no lo dejara salirse con la suya, aquella deuda no era correspondida y él mismo me dio los argumentos para denunciar esa irregularidad. Ahora que lo pienso, lo que me hizo sentir ese hombre es cuando una mujer dice “Si mi marido me pega es porque hice algo mal” y lo aceptan, yo decía algo parecido “si me cobra es porque le debo algo” y estaba dispuesta a hacerlo hasta que me abrieron los ojos…

Luché por aquello. Solo la Madre sabe cuánto luche por eso durante casi un año. Me había sacrificado tanto por juntar el dinero que necesitaba para continuar y que ahora ese ingrato que quisiera quedar con él era realmente una puñalada en mi convaleciente corazón.

Dejé el trabajo y comencé a prepararme para seguir mi camino, ya tenía dinero suficiente para hacerlo, pero siempre estuve con el miedo de perder aquella lucha y ese ingrato me quitase todo. Hoy espero a que me acepte algún amor, una de mis opciones es aquel primer amor a quien humildemente le pedí una oportunidad y ahora me abrió los brazos como si nunca lo hubiese traicionado, otro, es uno nuevo, es tan bueno y lindo como el primero y me dejará mantener un lazo con este. Con cualquiera que me vaya, complementaré uno u otro… pero tengo un problema: justamente hoy, recibí una carta de la corte… ese desgraciado me ganó el juicio, tendré que pagarle toda la deuda que se inventó.

Ahora sé que el débil nunca gana. Pero mi sed de venganza no se apaga…

Siento mi corazón envenenado, tengo tanta pena de que el fallo fuese a su favor y que la justicia no me haya escuchado… tal vez si fui culpable, culpable de amar de manera ciega a alguien que no lo merecía.

Ahí termina mi historia… no puedo daros el final hasta que haya terminado. Pues esta es una de las tantas historias turbulentas de mi vida.




A partir de aquí aclaro que todo lo anterior era una metáfora. Cada amor mencionado es una vocación. La primera es la Literatura; la segunda, por razones legales no la puedo nombrar, solo puedo decir que es una institución (no traten de adivinarla, de seguro jamás lo lograrán); y la tercera es la psicología (por eso digo que si me voy con ella, no traiciono a la literatura).

Me gustaría daros un consejo a todos aquellos que están escogiendo alguna carrera para estudiarla, no se dejen engañar por los jugosos sueldos ni los futuros sólidos, esos solo os darán una vida fría. Sin importar lo que los demás digan, hagan lo que los hace felices, si quieren ser escritores, estudien periodismo, psicología, o simplemente literatura; si quieren ser artistas, estudien diseño gráfico, publicidad o directamente arte; si quieren ser músicos pueden estudiar también audio… etc… lo importante es que luchen por lo que aman de verdad y no por algo que puede parecer divertido o “solido” y al final solo les romperá el corazón marcándolos con un vergonzoso “no sirve”… No saben cuánto me gustaría recuperar el tiempo que ese ingrato me hizo perder… no cometan mi error, por favor…

¡Oh!... Pero no se preocupen por mí… A mi corta edad no es la primera vez que esa bravucona llamada Vida me golpea y me hace caer… desde pequeña me tenía envidia y me ha dificultado el camino, pero yo continúo… a veces me pregunto “¿Cuántas veces tendré que perder para aprender a rendirme?” creo que la respuesta la estoy dando ahora… como dice parte de mi lema “Jamás arrepentirse” y eso incluye “jamás rendirse” así cada caída me deja una enseñanza y llegará el día en que sepa cómo evitar la caída, o tal vez solo no lastimarme al golpearme contra el piso… mmm… amo la Vida, no saben cuánto… Y aunque sepa que no tengo oportunidad alguna en algo que de verdad me gusta, seré como aquel que se lanza a luchar contra un león a mano desnuda diciendo “si no lo intento no sabré si podré” y lo hace aunque todos digan que no vaya porque va a morir…

Mi peor defecto es la perseverancia.ancia.